viernes, 17 de octubre de 2008

Buscando el norte

Este artículo ha sido extraído íntegramente de The Zombie Survival Society.

Fragmento extraído del “Survival, Evasion and Recovery” de las fuerzas armadas estadounidenses (1999).

Podemos determinar hacia donde está el norte si estamos en terreno abierto simplemente con una rama. El procedimiento es el siguiente:

1. Cogemos una rama o trozo de madera lo más recto posible y lo clavamos en el suelo
2. Hacemos una marca en el suelo donde termine la sombra de la rama
3. Al cabo de un rato, hacemos otra marca donde esté la sombra y hacemos una línea en el suelo uniendo los dos puntos y siguiendola
4. La sombra avanza en dirección hacia el este, con lo que ya tenemos los dos puntos cardinales Este y Oeste
5. Trazando una línea perpendicular ya tenemos el Norte y el Sur.
6. Podemos utilizar un compás improvisado con una cuerda atada a la rama y una rama en la otra punta con la que trazaremos un medio círculo.
7. En la línea del Este-Oeste situaremos las horas: 6.00 en el Oeste y 18.00 en el Este
8. Dividimos el arco en 12 y tendremos un reloj casero.



Si tenemos un reloj de agujas el proceso es más fácil y rápido, pero es diferente dependiendo de si estamos situados en el hemisferio norte o en el hemisferio sur. Simplemente tenemos que apuntar hacia el sol con nuestro reloj.

En el hemisferio Norte:

Ponemos la aguja de la hora apuntando al sol. Podemos situar el sur dibujando una linea en el punto medio entre las 12 y la aguja de la hora.

En el hemisferio Sur:

Apuntamos al sol con las 12 horas. Si calculamos el punto medio entre las 12 y la aguja de la hora, habremos localizado el norte.


jueves, 16 de octubre de 2008

Los cinco sentidos

Los no muertos no tienen sentidos como tales. Su sistema nervioso ha dejado de funcionar, y sus cuerpos son meras caricaturas de lo que eran en vida.

¿Y cómo es posible que interactúen con el mundo que les rodea sin ninguno de los cinco sentidos? ¿Cómo no van a ver u oir?

Además, quienes se han enfrentado a los zombies, aseguran que olfatean el aire, giran los lóbulos oculares, se inclinan hacia donde suenan los ruídos, dejan de comer la carne que no les satisface y sienten un impacto sobre su epidermis. ¿Cómo puede afirmarse que no tienen sentidos?

Una parte de la doctrina científica se inclina a pensar que los no muertos tienen los cinco sentidos, y los tienen especialmente desarrollados. Para esta corriente doctrinal, el sistema nervioso de los zombies no depende, como el de los humanos, de la vista a unos niveles tan elevados, sino que utiliza todos sus sentidos por igual. Así, escucharán mejor, olfatearán mejor, y verán peor.

Sin embargo, esta teoría quedó, a juicio del que escribe, completamente desfasada en 2006. Experimentos realizados con zombies capturados en la franja de Gaza han llevado a la conclusión que expondré más adelante. El doctor Dohlmant, del ejército Israelí, grabó un vídeo casero que, posteriormente, fue colgado en el portal de vídeos Dailymotion por su hijo adolescente. Duró colgado dos horas. Suficientes para verlo. En ese vídeo se narraban los experimentos realizados en las instalaciones militares de Zin.

Tras la captura de varios especímenes, se procedió a mutilarlos y a someterlos a una serie de pruebas. Tras diferentes tests, en los que se examinó el comportamiento de no muertos con diferentes mutilaciones, pudieron observar que su comportamiento no variaba.

Cuando un cadáver al que se le habían extirpado los ojos "detectaba" la presencia de una antorcha a lo lejos, inclinaba la cabeza hacia delante, no olfateaba, no parecía oír, sólo parecía fijar la vista, abrir sus fauces, comenzar a gemir, y dirigirse hacia allí.

Lo mismo sucedía con un zombie al que se le habían extraído los oídos. Un sonido detrás de él le hacía girar, primero el cuello y posteriormente todo el cuerpo hacia la fuente del mismo.

Tras varios experimentos similares, situaron a dos no muertos, uno en perfecto estado, y otro al que se le habían vaciado las cuencas oculares, amputado la nariz y extirpado los oídos. Ambos se movían de forma similar, por no decir igual. Ambos se giraban hacia los mismos ruídos, "fijaban la vista" en el horizonte, olfateaban el olor a sudor en el ambiente... la diferencia era que uno de ellos parecía hacerlo con sus propios órganos y el otro sólo trataba de que lo pareciese.

Se puede afirmar pues, que un zombie no ve con sus ojos, no escucha con sus oídos, y no saborea la comida con sus ya atrofiadas papilas gustativas.

¿Entonces, cómo nos detectan?

El sistema nervioso que genera el virus zombie parece, llegado a este punto, mucho más complejo de lo que podría aparentar ser hace unos años, cuando se confiaba en el hecho de que los muertos vivientes conservaban sus sentidos. No. Sus cuerpos conservan los movimiento sinstintivos que realizaron durante todas sus vidas cuando sus sentidos les decían algo. Ahora, cuando sus nuevos sentidos le dicen lo mismo, se limitan a repetirlo.

Esto se complicó con el caso de Ibn. Al menos Dohlmant le llamó Ibn. De hecho, ese vídeo era una denuncia, una denuncia de lo que le habían hecho a Ibn. Ibn era una persona sana, no infectada y ciega de nacimiento... a la que se infectó con el virus introduciendo su mano en una jaula que contenía dos zombies. Cuando Ibn resucitó, seguía igual de ciego. No veía. No podía apreciar una antorcha en la distancia, ni arqueaba su rostro ante la aparición de alguien. Sí se movía. Pero no guiado por la imagen de algo. De hecho, en la presencia de humanos agachaba la cabeza e inclinaba su oído derecho, y poco después comenzaba a desplazarse arrastrando los pies y gimiendo en dirección a su presa.

De todos estos experimentos se derivan el que los zombies sólo tienen un sentido. Una especie de radar intuitivo que les permite mantenerse alerta y detectar a sus presas.

Ahora vienen los problemas... ¿ven igual de noche que de día? Lo primero es que no ven. Ni de noche, ni de día, ni con ojos, ni sin ellos. Simplemente sienten. "Detectan". Pero detectan estando siempre condicionados por unas sensaciones que les recuerdan a algo que ya vivieron. Su visión en la oscuridad era mala en vida, y vuelve a serlo en la muerte, aunque no usen su sentido de la vista para desplazarse.

Las citadas declaraciones del doctor Dohlmant están consideradas ya hoy día como uno de esos bulos de internet. Nada se sabe de ese doctor Dohlmant. No consta para el gobierno israelí, ni para el de ningún otro Estado. Su nombre dura poco en Internet. Es por esto por lo que no he puesto el nombre real del médico en el artículo. Supongo que habrá ordenadores que se dedican a borrarlo, así que ese nombre me lo guardo para mí. No me interesa que me cancelen la página, ni que me localicen, ni nada peor... No todavía. Tengo que transmitir todo lo que sé mientras no sea tarde.

martes, 14 de octubre de 2008

Aspecto físico de un cadáver ambulante

Cualquiera que haya visto alguna película de terror cree tener una idea aproximada de cómo es un muerto viviente. Sin embargo, un post sobre esto es esencial, ya que podemos hacernos muchas preguntas acerca, simplemente, del aspecto de uno de estos cadáveres ambulantes.

Me disculpo de antemano por no haber podido conseguir ninguna fotografía que me sirva de ejemplo. He encontrado varias en webs africanas y asiáticas que tienen visos de verosimilitud, pero no me voy a arriesgar a poneros un fake o una escena de una película en la que la actitud sea realista. Es obvio que yo nunca he fotografiado a uno de estos seres, pero también lo es que el día que lo haga seréis los primeros en ver las imágenes.

Como ya hemos dicho, un zombie está muerto. Su vida ha desaparecido, y su cuerpo ha visto como sus constantes vitales disminuían hasta llegar a desaparecer. Su cara es la cara de un muerto. Sus facciones se tensaron en el momento del deceso, y su rictus facial está permanentemente en una mueca que sólo se ve alterada cuando el no muerto se apercibe de la presencia de comida.

Cuando una persona muere, comienzan a producirse una serie de alteraciones en el mismo que la medicina legal califica como "fenómenos cadavéricos".

Cuando el aparato circulatorio de una persona deja de funcionar, la sangre pasa a acumularse, por causa de la gravedad, en las zonas más bajas del organismo. ¿Qué supone esto? Supone cambios en el aspecto físico del cadáver, si bien en un cuerpo no infectado, estos cambios se hacen más patentes. Esto se debe a que, una vez cadáver, la sangre del futuro no muerto comienza a coagularse. A los cincuenta minutos la sangre del no muerto deja de desplazarse por los efectos de la gravedad al quedar convertida en una masa pastosa que obtura las venas y las arterias del cadvaver.

Sin embargo, sí transcurre el tiempo suficiente para que tenga lugar esa migración de la sangre, que origina las llamadas "livideces cadavéricas". Así, el "tono" del zombie dependerá, con total seguridad, de la postura en que haya fallecido y haya permanecedio tras el cese de sus constantes vitales. Así, si el zombie ha muerto boca abajo, la sangre, traída por la gravedad, se acumulará en su cara y en la parte delantera de su cuerpo, dotando al futuro zombie de un tono rojizo en su rostro. Hasta no hace muchos años hubo quienes pensaron que se trataba de dos tipos de zombies diferentes: los rojos y los blancos. Sin embargo no tardó en descubrirse a qué se debía el color en la tez de estos individuos.

¿Y los llamados "blancos"? Pues está claro: no murieron boca abajo. Seguramente haya muerto mientras yacía boca arriba, o apoyado contra una pared o sentado en una silla. Será sencillo saber si murió erguido porque sus manos presentarán esas llamadas livideces.

El único supuesto en que estas manchas no surgen en las zonas más declives del organismo se da cuando el sujeto porta ropa ajustada, que no permita que la sangre se sitúe masivamente en esas zonas.

A esta migración de la sangre debe añadírsele la coagulación que tiene lugar durante la primera hora post mortem y que ya había comentado anteriormente. Es esta coagulación en la sangre lo que hace que las livideces cadavéricas puedan adquirir cierto relieve en las zonas de epidermis en las que se acumulan.

El rigor mortis también afecta al cadáver, aunque, como las livideces, no se da en su totalidad, en tanto en cuando, una hora después de la muerte, el no muerto se despertará y su cuerpo no sufrirá más cambios.

Los zombies siempre presentan unas mandíbulas tensionadas, y en muchas ocasiones, y dependiendo de la agonía del infectado, sus brazos, piernas y tobillos también se ven afectados por esta rigidez. Antiguamente se pensaba que el rigor mortis afectaba de forma acelerada a los zombies, de forma que, pese a resucitar una hora después del deceso, le había dado tiempo a afectar a todo el cuerpo del difunto. Sin embargo, estudios documentados sobre el virus señalan que uno de los graves defectos que presenta el nuevo sistema nervioso del no muerto es la absoluta falta de coordinación en sus impulsos psicomotrices. Si el no muerto presentase un rigor mortis absoluto en sus extremidades, simplemente, no podría mover los brazos, ni tirar con sus muñecas, y sus huesos serían sensiblemente más fáciles de quebrar en tanto en cuanto sus articulaciones no funcionarían correctamente. Sería una variación interesante con respecto de la realidad...

Esta rigidez suele motivar la erección cutánea, es decir, el llamado "pelo de punta", que si bien no afecta a quienes lucen una larga melena, sí se puede apreciar en el vello de su cuerpo.

Es rigidez muscular viene acompañada de una rigidez en la piel, motivada por la deshidratación del cadáver, que tiene lugar muy rápidamente.

Este es el aspecto que presenta un zombie: el de un cadáver que lleva muerto una hora.

Esta es la visión general, particularmente os podréis encontrar con una mayor o menor cantidad de sangre sobre la piel del zombie; la falta de alguna de sus extremidades, o de todas; o una simple cabeza con la capacidad de morder; o sin rostro, con la parte forntal del cráneo expuesta, típico en los casos de suicidios con escopeta que salieron mal y destrozaron el rostro del recién infectado; con las tripas expuestas por la sobreingesta de comida; o sucios por el fango y los demás restos del terreno sobre el que han estado yaciendo; o incluso completamente limpios, con una mera mordedura en una mano, pero el resto de su ropa intacta (estos suelen ser bastante recientes).

Por decirlo de una forma, su aspecto físico es el que presentan a la hora de la muerte. A partir de ahí, cualquier agente externo puede alterarlo, y todos y cada uno de esos cambios se irán superponiendo, de forma que lo que renació como un joven trajeado con una mordedura en un tobillo, tras un par de días puede ser una monstruosidad que ha sido partida por la mitad y se dedica a arrastrarse sobre sus manos. Pese a lo que se creía hace un par de décadas, los zombies no pueden regenerarse: lo muerto muerto está; todas las historias sobre no muertos que reaparecían una vez destruídos responden a la ignorancia y a la falta de experiencia... que hayas matado a un ser deforme, que se mueve espasmódicamente, que está sucísimo, y que muestra un rostro absolutamente desfigurado, no implica que no haya más de donde salió éste.

lunes, 13 de octubre de 2008

Metabolismo zombie

En primer lugar, debemos recordar cual es el estado físico de un zombie: un zombie está muerto. Como ya hemos dicho anteriormente, uno de los efectos del virus en el ser humano es la muerte. Es por esto por lo que todo cadáver ambulante es eso: un cadáver, y como tal, ha pasado por las fases por las que pasa un humano hasta, durante y tras la muerte... bueno, hasta un máximo de una hora después de la muerte, que es cuando "despiertan". Es por esto por lo que resulta realmente extraño toparse con un zombie en avanzado estado de descomposición.

Y es que por mucho tiempo que pase, los zombies no continúan descomponiéndose. Se quedan tal y como están en el momento de su resurrección. Si se descompusiesen, probablemente bastaría con esperar unas semanas ante cualquier contingencia para que esta se solucionase sóla, cayendo por su propio peso. Resulta casi imposible que un zombie resulte destruído por causa del paso del tiempo. Es probable que sus músculos digan basta y que acabe perdiendo sus extremidades, pero la mera existencia de una cabeza intacta puede suponer un mordisco, y una cabeza no suele notar la fatiga física. No es que los zombies se cansen. Nunca se cansan. Pero sus músculos no son enternos, y padecen de nuestras mismas limitaciones, sólo que el sistema nervioso de un zombie no está preparado para decir "basta", sino para continuar activo todo el tiempo que el físico del cadáver se lo permita.

Resulta imposible determinar la hora o incluso la fecha de la "muerte" de un zombie. La medicina forense determina la hora de la muerte de un cadáver a través del examen de los insectos que se van formando en el mismo. Así, no será lo mismo toparse con larvas, que con pupas, que con moscas recién nacidas. Sin embargo, el organismo de los no muertos no alberga parásitos que se alimenten del mismo: los propios insectos rechazan a los zombies como huéspedes.

Si hay un estímulo que parezcan sentir los zombies este es el hambre. La verdad es que no se sabe si todavía sienten "hambre" como tal, o simplemente se dedican a seguir sus impulsos más primarios, que les llevan a devorar todo ser vivo que encuentren. Lo que sí se sabe es que no necesitan comer, es decir, que metabólicamente la ingesta o no de comida no les afecta en absoluto. Es habitual que, cuando se recoja para su estudio el cadáver de un zombie, éste albergue gran cantidad de comida en descomposición en su interior, comida que no ha sido digerida, y de la que sí puede determinarse la hora de la muerte. Y es que el aparato digestivo de los no muertos no funciona. Así de simple. Imaginaos una máquina trituradora de basuras atascada. Todo se va acumulando dentro. En el caso de los no muertos, el hecho de que su cuerpo no sea precisamente metálico ayuda a que esto se haga más patente. No es extraño que los zombies aparezcan con el vientre rebentado y rebosando entrañas y restos humanos, ya que sólo alguna comida cae por su propio peso a través del ano. El resto se acumula, hasta que el bajo vientre explota y desparrama su contendio sobre el suelo.

El estado de la ciencia actual aún no ha permitido averiguar qué lleva a los zombies a matar y devorar a sus presas. Lo que sí parece es que ésta es la única actividad que parecen saber realizar, y que devorar a los vivos es lo único que están programados para hacer. Nada más. Por "los vivos" debemos entender "la totalidad de los seres vivos". Los animales que viven en establos suelen ser los objetivos más claros, puede que por el olor que desprenden o por su gran tamaño, o simplemente por ser los que se encuentran más aislados de sus propietarios. Mitos como el del "chupacabras" mexicano no esconden detrás nada más que ataques de no muertos.

Los zombies son, en definitiva, organismos muertos, y como tal no conservan las funciones vitales. No sienten, no respiran, y no beben. Lo único que hacen es comer, y no lo hacen por necesidad, sino porque es lo único que saben hacer y hay algo, probablemente el virus que les ha convertido en lo que son, que les impulsa a hacerlo desesperadamente.

El origen de la plaga

La imagen romántica del zombie clásico, ese ser que se levanta de su tumba o se abre paso a través de las puertas del infierno debe ser olvidada. Los zombies están entre nosotros, y no aparecen en blanco y negro, ni cuidadosamente vestidos, ni son invocados por nadie. Son personas que han contraído un virus. Inicialmente un virus, posteriromente ese virus les causará la muerte, y tras la muerte volverán a caminar.

Lo que se puede averiguar tras meses de conversaciones, algo de movimiento económico y un par de viajes, es que una de las batallas que libraron estadounidenses y soviéticos durante la llamada guerra fría fue la de averiguar el origen de esta infección. Fueron los rusos quienes ganaron la partida en esta ocasión a los americanos, pero ambos países investigaron durante la década de los ochenta con especímenes capturados y recién infectados. Se dice que, tanto estas naciones como Israel y China, por lo menos, continúan con estas prácticas. El científico Vladimir Voronin fue quien logró identificar la causa de la plaga como un virus.

Sus estudios fueron seguidos por los americanos tras la caída del muro, aunque se desconoce hasta que punto han compartido este descubrimiento con sus recién descubiertos y todavía recelosos amigos. En la actualidad estos estudios son llevados a cabo por los gobiernos de los citados países bajo un secretismo absoluto, dejéndolo siempre en manos de personal al servicio del ejército y del Estado en general.

Se sabe que el virus penetra en el cuerpo mediante la transmisión de fluídos. Esto implica principalmente la saliva y la sangre. Ciertamente, el acto del mordisco es el que se les vendrá a la cabeza a quienes hayan visto alguna película de serie B. De hecho, es la forma más habitual de contagio. Aún no se ha explicado en esta web, pero los zombies tienden a morder constantemente, por lo que se trata de la forma más básica de contafio de cuantas pueden existir. Sin embargo, en ningún caso será la única. Se conocen casos de personas que se han contagiado por una mera salpicadura desafortunada que alcanzó una herida expuesta o, simplemente, los ojos, penetrando en el sistema circulatorio a través de los lacrimales. En otras ocasiones, un simple arañazo de un muerto viviente con heridas en sus dedos han condenado a muerte a algún pobre desgraciado.

Y es que el contagio implica la muerte. Una persona contagiada es una persona muerta. La única forma de tratamiento que existe en la actualidad es relativamente eficaz pero muy poco segura: la amputación casi instantánea de la extremidad que haya recibido el contagio. Esto deberá hacerse dentro de los cinco minutos posteriores al contacto y sólo los casos más controlados han salido bien. Las causas del fracaso de las demás tentativas son dos: la excesiva espera, que permitió la propagación del virus (esta siempre ha terminado con algún resultado desastroso); y la muerte a causa del shock y la infección. No nos olvidemos de que, cuando se comienza a propagar un brote zombie, las condiciones de higiene y salud van haciéndose más precarias a cada hora que pasa. Es por esto por lo que podemos decir que, una mordedura significa la muerte.

Desde este punto es desde el que os doy mi primer consejo: si te muerden, acéptalo. Lo mejor que puedes hacer es desaparecer. Es probable que seas una amenaza biológica ambulante, un peligro potencial para tus amistades y tus conocidos. Mátate. No hay vuelta atrás, las cosas sólo pueden empeorar.

Se sabe que la transformación puede tardar un máximo de 24 horas, dependiendo del contacto y de la zona del cuerpo en la que este haya tenido lugar. Una mordedura en un pie hará que la víctima agonice durante todo un día. Una vez pasadas doce horas el sujeto ya no podrá andar y su fiebre habrá alcanzado los 43 grados. Horas después entrará en coma, luego morirá, y posteriormente se levantará como una bomba biológica ambulante. Una mordedura en la cara o en el cuello puede llevar al pobre desgraciado al coma en menos de una hora.

El virus no afecta a los cadáveres, pero sí a quien muere por causa de las heridas con posterioridad a la entrada del virus en el sistema, siempre que haya sobrevivido un tiempo mínimo de diez minutos, que es el tiempo medio que se calcula que tarda el virus en recorrer el sistema nervioso hasta parasitarlo por completo, dando lugar a un sistema nervioso completamente diferente al que poseía y que termina por devorar el anterior. Este sistema nervioso, parcialmente atrofiado, es el que va a dominar al zombie desde ese preciso instante.

Experimentos realizados en China a mediados de los noventa llevaron a intentar introducir el virus en cadáveres humanos frescos. En ninguno de los casos se logró nada. Los expertos sugirieron que, probablemente, el virus necesite llegar a un sistema vivo para poder aprender a propulsarse a través de su aparato circulatorio. Esta teoría fue confirmada por científicos americanos a en 1999. Es imposible devolver a la vida a los muertos, tan imposible como contagiarlos de lepra o de VIH.

Por lo menos ahora ya sabéis qué es lo que crea a los zombies. No hay magia negra, no hay puertas del infierno, y tampoco una nube tóxica que zombifique a las personas. Es un virus. Y no tiene cura.

domingo, 12 de octubre de 2008

El otro zombie: el zombie vudú


Haiti es el país más pobre de América, continuamente subyugado a tiranías, colonialismos y fuertes intereses políticos, su crecimiento tanto cultural como económico se ha visto retrasado desde 1804, fecha en la que la rebelión de los esclavos acabó con el colonialismo de Francia convirtiendo a Haiti el primer país que abolió la esclavitud. La leyenda dice que los esclavos hicieron un pacto con el Diablo para conseguir su independencia y de este modo Haiti se convirtió en el primer país consagrado al Diablo.

La creencia en la magia en ese país es tal que existen párrafos en su legislación que hablan de las penas que se deberán imponer a las personas que por ejemplo "zombifiquen" a alguien.

El artículo 249 del Código Penal de Haití establece: “Cualquier persona que intente quitar la voluntad a otra por medio de hechizos será castigada con la prisión. El que intentándolo, llegue a causar la muerte, será acusado de homicidio”.

¿Qué es "zombificar" a alguien?

Los anteriormente citados "Bokor" son la mano maléfica de la magia haitiana, según cuentan tienen el poder de crear zombis. El proceso sería el siguiente:

Por medio de la ingestión de un determinado polvo que suelen mezclar con la bebida, el afectado pierde sus constantes vitales, la muerte parece perfecta pues su estado de catalepsia es absoluto.En un país en el que los servicios médicos son insuficientes una muerte inexplicada no es asunto de médicos forenses. Esto unido al hecho de las altas temperaturas que hay en ese país hace que por norma general un cadáver sea enterrado en las 24 horas siguientes a su fallecimiento aumenta mucho las posibilidades de enterrar a alguien "vivo".

Pasadas 48 horas el efecto de las drogas que el "fallecido" ingirió dejan de tener efecto, por lo cual el zombifícado recupera sus constantes vitales, es en ese momento cuando el brujo "Bokor" le desentierra, una vez desenterrado el zombi es alimentado con una pasta de atropina y escopolamina, que son disociadores alucinógenos que impactan sobre los neurotransmisores y las endomorfinas del cerebro. De este modo se aseguran que, aunque su cuerpo sigue vivo, su mente nunca vuelva a una consciencia absoluta.
Se podría decir que se resucita el cuerpo pero no su alma. Los daños cerebrales son tan fuertes que el afectado no tendrá voluntad propia, se limitará a seguir las ordenes que le de su Bokor. Su función a partir de ahora será la de servir como esclavo y su destino será, con casi total seguridad, alguna plantación de caña de azúcar.

¿Plantaciones de azucar? Sí. La primera referencia a los zombis se encuentra en la novela de Paul Alexis Blessepois, “Pierre Corneille: Le Zombi du Grand-Perou ou la Comtesse de Cocagne” (1697). La creencia en los muertos vivientes no se popularizó hasta principios del siglo XX, cuando la Compañía Americana de Azúcar Haitiano (HASCO) comenzó a exigir más mano de obra para recolectar la abundante producción de caña de azúcar. La leyenda cuenta que fue entonces cuando los brujos vudú comenzaron a efectuar la magia negra para crear trabajadores sumisos y cobrar el importe de sus salarios.

El estado de zombi resulta evidente, según afirman presuntos testigos, sobre todo en la mirada: "La cara era inexpresiva y la mirada fija. Los párpados eran blancos, como si los hubieran quemado al ácido" (Hurston, 1939); "la cosa más horrible era la mirada, o mejor dicho, la ausencia de mirada. Los ojos estaban muertos, como ciegos, carentes de expresión" (Seabrook, 1971).

El polvo zombi

Si bien es cierto que es necesaria la cultura vudú para lograr un buen zombi, igualmente es cierto que en Haití el antropólogo Roland Littlewood y el doctor Chavannes Douyon de la Policlínica de Puerto Príncipe, han concluido que muchos de los denominados "zombis" son individuos con desordenes psiquiátricos o con daño cerebral. Quizás la siguiente pregunta podría ser: ¿alguien les provocó ese daño?
Según esa investigación, este tipo de daño pudo ser producido por epilepsia, falta de oxigenación en el cerebro o trastornos causados por alcohol durante la etapa fetal.

Otro investigador llamado Wade Davis quien viajó a Haití y logró conseguir muestras del polvo utilizado por los Bokores para realizar la zombificación. Este polvo fue posteriormente analizado y se encontraron varios tipos de neurotóxicos como tetradotoxina, datura metel, datura stramonium y ducuna pruriens.

El primero de ellos, la tetradotoxina, es encontrada en el hígado de algunas especies de pez globo. Este químico es un potente bloqueador de la actividad nerviosa y administrado en muy pequeñas dosis puede provocar un estado de catalepsia: una muerte simulada. Por desgracia, el efecto solo es sobre los estímulos nerviosos, y la víctima está en todo momento consciente de lo que sucede a su alrededor. Y sí, la persona ve como es enterrada viva.

Los otros dos componentes (datura metel y datura stramonium) son plantas que tienen un efecto alucinógeno además de provocar amnesia en el individuo.

Por último, la mucuna pruriens es un planta con componentes psicomiméticos y que pueden tener actividad alucinógena.

Y por si no fuera poco, una vez desenterrada, la víctima es alimentada con una pasta de atropina y escopolamina, que son disociadores alucinógenos que impactan sobre los neurotransmisores y las endomorfinas del cerebro.

Como podeis ver, este polvo se encuentra muy bien diseñado para causar un daño no sólo orgánico, sino también psíquico.

Sin embargo, el zombie vudú no tiene nada que ver con el muerto viviente del que pretendo preveniros. Un zombie vudú conserva las emociones, y una pequeña capacidad volitiva en intelectiva, fundamentalmente se mueve por instinto, huyendo del dolor y del fuego, siendo fácilmente manejable y sin mostrarse agresivo. No es mi intención que aprendáis a defenderos de estos seres que, por otra parte, sólo encontraréis en el África subsahariana, el Caribe, América Central y del Sur.

Hace años corrió el rumor de que en un campamento de las afueras de Madrid se celebraban rituales relacionados con el vudú entre los miembros de la comunidad subsahariana. Ese campamento fue visitado en varias ocasiones por la policía y, tras un par de meses sus ocupantes decidieron probar suerte en algún otro lugar. Durante la semana siguiente a su desaparición, la Guardia Civil fue informada de que en un monte próximo, un hombre vagaba en un estado semi-catatónico. Fue un caso bastante sonado, con un dispositivo policial que lo buscó durante días, algunos lo recordaréis. Nada se supo de aquél hombre. Es probable que anduviese y anduviese, sin rumbo fijo, atrapado en un cuerpo que ya no conocía. En cualquier caso, los zombies vudú no son el problema. No tienen nada que ver con el caso que nos ocupa, sólo en la etimología.

Declaración de intenciones



Ojalá no me interesase lo más mínimo por un tema como este. Ojalá viese a los zombies como unos seres de ciencia ficción, de folclore popular, como las hadas, o los dragones. Ya no estoy en ese grupo y, si has caído aquí, deseo que sigas en él... espero de veras que consideres esto un simple blog de fantasía.

Yo ya no puedo. Ya sé lo que son. Ya los he visto, los he oído, los he olido, y ahora estoy aquí, aprovechándome del anonimato que te da la web para investigar y poner al día a quienes me lean. Nunca había visto películas de serie B, no soy lo que se dice "un friki", no juego al rol, ni al "Resident Evil", no he visto "La noche de los muertos vivientes", y no conozco a ningún Romero, salvo uno que jugó en el Deportivo de La Coruña y fue al mundial de Corea...

Mi psiquiatra piensa lo mismo. Bueno, él dice "saberlo". Paranoia. Lo llamó paranoia. Estoy a tratamiento. Es útil, mejora tu calidad de vida, te permite concentrarte en lo que necesitas: la realidad. En este estado de tranquilidad inducida por los fármacos lo veo todo más claro. Por fin, desde que salí del hospital, puedo ordenar mis ideas. Ordenarlas perfectamente, incluso comprenderlos un poco mejor. Por fin me encuentro con fuerzas para hablarle al mundo de lo que yo ya sé, de lo que yo ya vi, y de lo que he tenido tiempo de pensar durante todo el tiempo que pasé aislado.

Dormiría más tranquilo si supiese que esta página nunca va a ser necesaria. Al menos, creo que dormiría. Sin embargo, también sería más feliz si no fuesen necesarios los seguros de accidente, ni las cárceles, ni los arcos de seguridad en los aeropuertos... Los zombies son una amenaza real como otra cualquiera. Sólo el tiempo dirimirá la diferencia entre un hombre preparado y uno muerto. Una humanidad preparada... y la extinción.

Este blog no está pensado para dotar de medios estratégicos al ejército de nuestro país, ni al de otro. No está tampoco pensado para instruir a cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. El Estado ya tiene sus propios planes de contingencia contra amenazas "zeta", como les gusta llamarlas. No. Este blog sólo pretende dar pequeños trucos a "nivel de usuario" para sobrevivir en un caso de contagio, sea este masivo o de nivel local.

Nos leeremos durante los próximos días. Mi experiencia me hace pensar siempre en días. Los meses son para los que no conocen la verdad.